lunes, 20 de octubre de 2008

la moda en chile de 1960 a 1970



Años ´60: Ruptura y vanguardia


A pesar de la hegemonía del patrón francés, en los '60 aparecen otros modelos para imitar. La moda italiana, versátil y de líneas limpias, es ampliamente difundida por la prensa de la época. Privilegia el tejido de punto por su adaptación al cuerpo. Los conjuntos de pollera y sweater, vestido y chaquetita, sweter y chaleco, son rápidamente aceptados en Chile. Vestidos de jersey de seda estampada son una alternativa informal y sofisticada.
Comienza a comercializarse en el país gran cantidad de ropa proveniente de Estados Unidos, fabricada en serie con fibras sintéticas: pantalones strechtc, blusas, vestidos, swaters. Esta ropa, de bajo costo, es accesible a un amplio público por lo que no cuenta con el favor de la gente elegante, que pretende distinguirse socialmente por su buen gusto, optando por la confección de vestidos hechos por costureras en casa y aprovechando la amplia oferta de la industria textil chilena en expansión.
Las tendencias más vanguardistas comienzan explicitarse a mitad de la década, con líneas geométricas, minifaldas , medias dibujadas, zapatos planos, botas a media pierna, pantalones estilo motonetista, vestidos rectos sobre la rodilla, telas con diseños op art y melenas que muestran un estereotio de mujer que muestra su cuerpo con menos pudor. Se empieza a instalar tímidamente el estilo futurista, relacionado con la llegada del hombre a la luna. Sin embargo, en Chile a pesar de haber información, la industria de la confección no alcanza a responder a las tendencias de la moda.
La última moda europea se produce en Chile en pequeña escala, en las boutiques, instaladas en la calle Providencia en el año '63, constituyéndose en el parámetro obligado en lo que a moda chilena se refiere, hasta los años '80, aunque su boom sólo dura hasta 1974, momento en que reaparece la figura del diseñador que dicta normas y se revitaliza en el país la alta costura más conservadora. Las boutiques chilenas se rigieron por el concepto de Pret a Porter, que implica producir en serie, pero pocas prendas por modelo, para responder a la exclusividad que interesa a las mujeres que lideran estas propuestas. Su éxito se relaciona con la aparición de revista Paula, que construye sus páginas de moda con material nacional, acelerando la profesionalización de los talleres de costura.
Entre el 63 y el 67, los Centros de Madres, promovidos por el estado, reunen a mujeres que aprenden oficios, entre ellos la confección, e ingresan al sistema productivo, haciendo ropas para diferentes estamentos estatales. Al mismo tiempo, las escuelas técnicas dependientes del Ministerio de Educación, capacitan a otro sector de mujeres en la producción de vestuario. Con esto se genera la mano de obra femenina que se emplea en los talleres de las boutiques.
La prenda que mayor ruptura produce, en la década de los '60, es la minifalda, mientras que el vestido igualmente corto, pero con ruedo, es menos criticado, probablemente por su semejanza con la salida de baño de principios de la década.A fines del '66 ya se habla en Chile de la minifalda, pero su uso se extenderá en la juventud en el '68, de la mano de un nuevo estereotipo social: la lolita. La película New Love, estrenada en ese año, tiene como protagonista a Josefina Ladrón de Guevara, una joven de 13 años calificada por revista Paula como "la más famosa de las lolitas". Este estereotipo será ampliamente promocionado en el programa Música Libre, de los años '70, siendo aún discutido. El bikini es otra prenda que provoca controversia. A pesar de su nacimiento en los años '40, en Chile hace su aparición recién en el '63, en las playas de Reñaca, provocando airadas reacciones del arzobispado porteño. Su masificación, en el '68, provoca un nuevo pronunciamiento de la iglesia católica, que, según se lee en la famosa revista, acusa las jovencitas de no considerar lo que sus "modas desvergonzadas" provocan en los hombres que las miran.
Desde el '67 las modas y se suceden vertiginosamente en Chile, pasando por varios estilos que van desde la moda romántica de encajes y volantes, hasta el estilo exótico oriental y polinésico, con sus túnicas y accesorios metálicos, pasando por la moda estilo Bonnie and Clyde, que actualiza las propuestas masculinizantes de los años 30, con el uso de boinas, impermeables y faldas a media pierna; la moda cosmonaútica, expresada en buzos de punto y jumpers de líneas geométricas, botas y grandes cinturones de cuero, además de la incorporación del plateado y dorado y tellas, accesorios y maquillajes; el estilo gitano, con telas de colores fuertes semi-transparentes, volantes y accesorios dorados; el estilo unisex, impuesto por Yves Saint Laurent, a partir de la incorporación del traje pantalón para las mujeres y el estilo autóctono, impulsado por creadores chilenos ligados a la artesanía.

la moda en chile de 1950 a 1960


Años ´50: Regreso al glamour

Con el fin de la guerra se vuelve a valorizar las curvas femeninas y el lujo. Con el protagonismo de Christian Dior y su New Look, la moda francesa renace para dictar la norma hasta mediados de los '60. La cintura de avispa se mantiene, pero las caderas se destacan más, con el uso de enormes faldas largas forradas y talles estrechamente modelados. Zapatos con taco aguja y anchos sombreros serán fundamentales en la construcción de esta nueva apariencia.
En Chile, el New Look se anuncia en el año 48 en un aviso de "Los Gobelinos", que desde la década anterior había exhibido algunos modelos de alta costura de Chanel, Lanvin, Rochas, Paquina. El New Look es definido como el estilo perfecto: sobrio, sutil y equilibrado. El Mercurio de la época, señala: "Es la línea que usted debe seguir en estos momentos. El último grito pero con las aleccionadoras experiencias del buen gusto tradicional". La publicidad de la faja avispa de la fábrica Salomé, aparecida en la prensa en el año '49 señala que esta prenda "no solamente devuelve a la silueta de la mujer el contorno delicado de la cintura... sino que modela el cuerpo y da al paso un aire elegante".El sostén sin breteles, para los vestidos de noche sin hombros, y la enagua new-look, contribuyen a estructurar la nueva silueta. El largo de las faldas, es variable, siempre bastante por debajo de la rodilla. En Chile, las voces autorizadas recomiendan no gastar demasiada tela en vestidos muy largos y alargar los vestidos que ya se tienen, en pro de la austeridad.
Hasta fines de los años '50 el New Look es la tendencia dominante que se entrecruza con una línea geometrizante, con exponentes como Givenchy, cuya manifestación más evidente será del traje sastre, uniforme obligado de las mujeres que trabajan. En 1953 comienzan a fabricarse en Chile los modelos de Dior gracias a la licencia obtenida por Los Gobelinos. Los desfiles Dior se suceden año a año, impactando la moda nacional hasta mediados de la década de los '60, cuando el estilo dictado por la moda francesa pierde influencia. Las tendencias surgidas en las calles, la influencia del mundo juvenil y las propuestas de la vanguardia londinense, instalan una nuevo orden.

la moda en chile de 1940 a 1950


Años ´40: Militarismo y ahorro

La moda de los cuarenta refleja la estrechez económica y los problemas políticos de la Segunda Guerra Mundial. Las más importantes casas de moda europeas cierran sus puertas. La clientela de la moda en una Francia invadida por los nazis está compuesta por mujeres relacionadas con los oficiales alemanes. Las líneas generales del traje muestran una fuerte inspiración militar. Chaquetas cortas y estrechas y polleras con poco ruedo ahorran tela y costos del vestuario. Se anhela una cintura lo más angosta posible (cintura de avispa), la cual se logra con ejercicios y con el uso de fajas. Los cinturones hacen furor y se llevan en los más variados materiales. Los accesorios son imprescindibles para renovar las tenidas, ya que se dispone de pocas prendas combinables en tonos neutros. El rojo es el toque frívolo, que se usa en zapatos, cinturones y carteras para avivar un vestido sencillo, práctico y útil para cualquier ocasión. Un traje de lanilla negra con ribetes de satín es adecuado tanto para el día como para la noche. Se usan abrigos de lana, entallados en la cintura, algo más amplios en el ruedo, con solapas anchas.El escote en forma de corazón, los drapeados, los canesús y las hombreras caracterizan a los vestidos de cóctel, que se confeccionan en lanillas delgadas o jersey. El lujo se expresa en el uso de pieles y sombreros. Se usan boinas que dejan ver una parte del peinado. El pelo se lleva ondulado, suelto o una especie de moño largo.

la moda en chile de 1930 a 1940


Años ´30: Naturalidad

Con la llegada de los años '30, comienza a debilitar su dominio el estilo rupturista de la década anterior. Junto al carácter mundano de la mujer moderna, liberada, conversadora y fumadora, delgada, pálida y cubierta de maquillaje, de pelo y falda corta, denominado con el término "smart", convive otra imagen que responde al "charme", o encanto, de una mujer más tradicional cuya fineza está asociada a la femeneidad, la sobriedad y los buenos modales, que vuelven a cobrar vigencia. Pelos largos y moños elaborados reaparecen en las revistas de modas. La silueta delgada es abandonada por un culto a la salud y al cuerpo, que promueve un aspecto saludable, la vida al aire libre y el contacto con el sol. La esbeltez del cuerpo se consigue en parte mediante el uso de ropa interior como el sostén-senos y la faja, que, de acuerdo a un anuncio publicado en El Mercurio en 1937, "modela el cuerpo de acuerdo a la última moda sin causarle molestias ni sofocaciones". La ropa deportiva adquiere enorme importancia: trajes de baño tejidos, pareos, shorts, tops, salidas de baño y sandalias. El pijama de piernas acampanadas es fundamental.La nueva silueta, simple y con el talle a la cintura, pone en valor las formas naturales del cuerpo. Se imponen los conjuntos de dos piezas estilo Channel, combinados con distintos tipos de blusas. Las faldas son plisadas y tableadas al inicio de la década y godé o evasé hacia fines del período. Los vestidos de día son simples y sin decoraciones con el objeto de lucir las joyas y accesorios. Para la noche, el traje largo, escotado en la espalda, es el favorito. Aparece una gran variedad de materiales, incorporándose fibras artificiales como el rayón y la seda sintética. Se usan abrigos de paño con aplicaciones de piel y abrigos de piel. En el verano triunfa el lino, combinado con otras fibras que evitan las arrugas. Hacia finales de la década, el sombrero es una pieza imprescindible. Diseños asimétricos extravagante y mucha decoración dan cuenta de la influencia del surrealismo.




la moda en chile de 1920 a 1930


Años ´20: Liberación y mundanismo

Al iniciarse los años '20 las faldas que apenas sobrepasan las rodillas, ya se imponen entre las jóvenes chilenas, causando una gran polémica que no dura demasiado. El vestuario femenino se ha simplificado notablemente en su estructura, a pesar de dar cabida a una gran cantidad de ornamentos como bordados, lentejuelas, mostacillas, pedrería, especialmente en los trajes de noche. Predomina la silueta geométrica, que se apoya en tablas y pliegues, situando el talle a la altura de las caderas (moda Charleston).La chaqueta estilo sastre, el cardigan, la pollera plisada en el delantero acompañada de blusa o swueter, los zapatos con pulsera en forma de T, son prendas fundamentales.
Los complementos excéntricos incluyen boas de piel, abanicos, sombrillas, joyas de cristal de roca, perlas de fantasía, pequeñas carteras decoradas con pedrerías y motivos vanguardistas. La novedad y la flexibilidad son las características de una época de gran movimiento y cosmopolitismo, en la cual se produce un cambio radical en la imagen de la mujer. En marzo de 1920 se lee en El Mercurio: "Es increíble los cortas que han dado en llevar las faldas nuestras niñas, dejando ver las piernas hasta la rodilla, las que no siempre son muy bonitas, y en este caso la cortedad de las faldas resulta un fracaso pues muestra lo que nadie quiere ver. Las niñas discretas, señoritas de verdad, que tienen madres que las saben dirigir, usan faldas de largo y ancho razonables, lo que siempre es más elegante que las que pierden el pudor por seguir modas que no les corresponden. ¡Triste cosa!".La polémica de las faldas cortas es un detalle frente a la causada por el sexualmente ambiguo estilo garconne, que proyecta la emancipación una mujer que rompe con las apariencias sociales, cortándose el pelo y utilizando vestuarios varoniles. Aunque la alta costura no aprueba este nuevo estereotipo, igualmente lo promueve con el uso de las melenas, la delgadez de los cuerpos y diseños que suprimen las curvas.

la moda de chile en 1910 a 1920


La influencia europea en la sociedad chilena

La moda femenina en Chile ha estado determinada, desde sus inicios, por la influencia extranjera. Durante la Colonia, la presencia española marcó la tendencia estética de las mujeres y hombres, imponiéndose el estilo rígido y severo de las telas y modelos que se usaban en la corte de los Habsburgo, cuya riqueza contrastaba con la pobreza existente en Chile. Durante el siglo XVIII, con la llegada de los Borbones al trono español, se introdujeron prototipos estéticos que llegaban con desfase. Se conservaron elementos del traje español, pero se reflejaba la influencia francesa en los escotes y las telas más livianas. Durante el siglo XIX, se produjo un afrancesamiento en diversos ámbitos de la vida nacional y la moda femenina adoptó esta estética. A pesar de la incorporación de elementos como los quitasoles para los paseos, en general se mantuvo la costumbre del siglo XVIII de trenzar los cabellos sobre la cabeza y de cubrirse con un velo al salir a la calle, así como el uso del abanico. Los trajes de fiesta, durante este siglo, fueron similares a los de la tarde, pero más escotados y de materiales costosos como la seda y el encaje. Desde mediados del siglo XIX en adelante, se dieron cambios graduales en la moda. Estos se producían en Europa por razones económicas, sociales e incluso políticas, y a Chile llegaban un poco más tarde, a través de los extranjeros que visitaban las nuevas repúblicas americanas o chilenos que regresaban desde Europa. Se introdujeron así las amplias faldas. Para cada momento y actividad del día correspondía un traje distinto: para la mañana y la tarde, para el juego de cartas, el paseo al aire libre y la noche. También las estaciones del año determinaban las modas y, así como para el verano eran importantes los trajes de baño , las pieles y abrigos lo eran para el invierno. Además de las tenidas cotidianas, los trajes de novia fueron una gran preocupación en toda época. En el primer decenio del siglo XX, la influencia en la moda llegaba de Inglaterra y de Francia, países en los cuales se vivía una época de ostentación. Durante las primeras tres décadas del siglo XX, las mujeres de clase media que empezaron a trabajar como institutrices, secretarias y dependientas comenzaron a usar los trajes-sastre que facilitaban el trabajo y eran más económicos. Durante la Primera Guerra Mundial, el traje sastre se impuso en Europa como un atuendo adecuado para las actividades de las mujeres en torno a la guerra. Por esto, los países como Chile, que seguían la moda europea, adoptaron las nuevas tendencias imperantes en el viejo continente desde la primera década del siglo. Durante el período de entre guerras, y desde la década del 30, la moda también empezó a adaptarse a los cambios tecnológicos, como la llegada del automóvil. Los cambios se hicieron más rápidos y drásticos en lo social y político, y la moda comenzó un proceso de democratización, en el cual las telas se hicieron más accesibles y la producción en serie de la moda se extendió tanto entre las elites como en las clases medias


la moda en chile de 1900 a 1910


1900: Glamour


Desde el siglo anterior la moda en Chile ha recibido una fuerte influencia francesa, por lo que el modernismo europeo de principios del siglo XX se reproduce rápidamente en Chile. Ser moderno implica abandonar los tonos oscuros y los sobrios mantos asociados a la vieja tradición española, adoptando colores, encajes, volantes, sombreros con plumas, cintas y flores, carteras, guantes y en general renunciando a la austeridad hasta entonces asociada a la elegancia.Es notable la cantidad de envios de ropa y otros artículos de lujo provenientes de París y Londres, realizados por particulares en la primera década del siglo XX. La casa Gath y Chávez, instalada en Santiago en 1910, vino a responder a esta creciente demanda, monopolizando el mercado.En la "belle epoque" la vida social es intensa y ofrece la oportunidad para lucir todo tipo de prendas y complementos. En el centro de la capital coexisten importadores de vestuario, sastres franceses y costureras chilenas con apodos franceses. Se impone el prototipo de la silueta femenina en S, la cual se logra mediante el uso de un corset que mantiene rígido el cuerpo, empujando el busto hacia delante y el trasero hacia atrás. El vestuario contribuye a acentuar esta figura.